Todos sabemos que el mundo hoy es diferente a como era hace tres meses: solo 90 días fueron suficientes para modificar nuestra manera de vivir. Una gran lección que nos ha traído a nivel global el ahora súper famoso COVID-19 es que sólo cuando cambias tu perspectiva cambias tu comportamiento; partamos de que entonces una clave está en la perspectiva.
La historia señala que el mundo cambia de manera permanente, que cada época tiene nuevos desafíos por superar, sin embargo, aparentemente los grupos sociales y las personas nos apegamos más a lo conocido que a lo que no entendemos o lo que no conocemos, lo cual guarda en el fondo una frágil seguridad, ya que la dinámica orgánica de la vida obedece a cambios y a adaptaciones haya o no pandemia de por medio: sepamos y vivamos con la idea de que el cambio perenne es inevitable.
Una gran cantidad de cambios vienen de fuera, los estimula el entorno que nos obliga a replegarnos o a cuestionarnos si nuestros paradigmas actuales son los más adecuados para enfrentar los nuevos desafíos. Estamos poco acostumbrados como humanidad a crear cambios desde dentro, esos que pueden llegar a ser los más significativos en términos estratégicos, ya que no nacen de una forma reactiva, sino que son provocados por el propio individuo o por un grupo de individuos.
En las ciencias, el arte y otros campos hemos visto que cuando damos un paso adelante como actores, entonces el entorno cambia y tenemos un mayor margen de maniobra para crear y adaptar, a diferencia de cuando las fuerzas externas nos obligan a cambiar de manera inesperada; otra clave entonces para enfrentar un cambio es tu margen de maniobra.
Lo que ha sucedido en nuestras vidas a partir de este confinamiento es que se están definiendo nuevas reglas de conexión social y nuevas formas de entendernos a nosotros mismos, este evento nos ha tocado en lo individual y en lo colectivo, nos ha impulsado a revisar nuestra manera de operar, de actuar, de pensar: estamos en el inicio de la creación de un nuevo paradigma en nuestra manera de interpretar el mundo.
Con base en información que hemos ido obteniendo de manera directa y a partir de estos cambios en el imaginario social que se están recolectando por diferentes canales de comunicación, podemos empezar a tener una suerte de lectura de 5 pistas sobre lo que puede suceder en el futuro, en términos de nuestra relación con el consumo de productos, servicios y marcas; aquí estas cinco reflexiones:
Primera pista: el rebote del encierro al gozo en el exterior variará de cultura a cultura; la nuestra, la mexicana, a partir de ese ánimo social que pudimos apreciar en diferentes noticias, viendo a varias familias escaparse a la playa al inicio de la Semana Santa, cuando todavía hay una instrucción sanitaria de quedarnos en casa, nos manda la señal de cuál podría ser la reacción del consumo en la categoría del gozo y auto indulgencia. Una vez superada esta etapa, si las familias reaccionaron así en estos momentos, imaginen el poder del regreso cuando sea socialmente aceptado y oficialmente autorizado. Aquí la señal es para los productos y servicios que se usan al aire libre: éstos podrán ver buenos tiempos en algunos meses. Por cierto, si hablamos de diferencias culturales, en Wuhan, China, las cosas son distintas: la gente es mucho más precavida a pesar de que aparentemente superaron la etapa de cuarentena y no está tan dispuesta a salir de su casa con la misma libertad que antes.
Segunda pista: la adaptación al nuevo paradigma será más fácil con instructivo: todos los productos orientados a la adaptación a una nueva manera de vivir serán socorridos por diferentes grupos de personas; habilitar al otro a que se adapte, que desaprenda el pasado y que el espacio que queda lo sustituya por nuevos aprendizajes. Podemos hablar en este momento de manera general de servicios, productos e incluso tecnologías que nos permitan dar pasos con mayor seguridad en el nuevo camino que tendremos por delante.
Tercera pista: la tecnología en lugar de separar provocará cierta unión. Aquí lo relevante es que las diferencias generacionales se van a un territorio de menor contraste. Me explico: algunos hábitos de la “generación app”, por nombrar a los más jóvenes que están expuestos al uso intensivo de tecnología y que hoy están empoderados por las marcas, que su preocupación por el planeta es notable, que buscan respuestas inmediatas en su búsqueda o en su compra, entre otros hábitos, están siendo ya transferidos a las generaciones de mayor edad y en sentido contrario también están sucediendo eventos: los grupos de personas de mayor edad están compartiendo con los más jóvenes su experiencia para enfrentar desafíos, crisis, y en algunos casos para estimular la cultura del esfuerzo; ya estamos inmersos en una condición que de manera orgánica promueve la convivencia generacional, esta es otra oportunidad que puede detonar nuevos formatos de productos, servicios y soluciones.
Cuarta pista: la economía de la prevención será atractiva para más grupos de edad que antes: tocará a los centennials a los millennials y a los que están por encima de estas edades; para todos ellos aquello que pueda sonar a previsión, cuidado de la salud y cultura del ahorro, además de estrategias personales para el fortalecimiento patrimonial y el consumo consciente, serán clave para esta nueva era. Las marcas que ya están en esta categoría tendrán su oportunidad para amplificar su alcance y sus promesas.
Quinta pista: los modelos de negocio se multiplicarán y se fraccionarán aún más. Los modos tradicionales de hacer negocio, por ejemplo: comprar y vender cosas y así hacer negocio de manera lineal, serán cada vez menos sostenibles, ya que ahora deberán contener mayor significado relacional con quien los consume y los usa: deben tener valores o características que hagan del mundo del consumidor un lugar mejor. Aquí el precio y la manera de atraer recursos puede variar de una forma dramática, amplificando -por ejemplo- el modelo “freemium”, pero en categorías tan alejadas del ecosistema digital como alimentos, bebidas y servicios para el hogar.
¿Cuándo entraremos en la etapa de la “nueva normalidad”? Aún no lo sabemos con certeza; aunque hay varias pautas y documentos que hablan de ciertas fechas en este mismo año, preferimos atrevernos a interpretar y sugerir lo que conductualmente pueden aprovechar las empresas grandes, medianas o pequeñas, para enfrentar los nuevos desafíos que veremos próximamente. Este tiempo si se utiliza en reflexionar, planear y detallar, será valioso para los tomadores de decisiones de las organizaciones, sin importar su tamaño.
Esta es solamente una primera entrega de reflexiones e interpretaciones, estaremos publicando semanalmente, con nuestro equipo de especialistas, algunas colaboraciones que nos puedan ayudar a descifrar mejor las oportunidades, en el contexto de un nuevo paradigma de compra, consumo, uso y deshecho de marcas y productos.
La próxima colaboración para este blog correrá a cargo de Aida Durán, psicóloga y licenciada en mercadotecnia, quien coordina el área cualitativa de nuestra organización; nos explicará las personalidades, las emociones y sus distintas maneras de superar un desafío como el que estamos viviendo hoy. Nos leemos en una semana.
Decide mejor y libera el potencial de tu marca®
SERGIO RODEA
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